La palabra

Una sola palabra puede cambiar nuestro destino y, con ello, nuestra vida.   Fotografía de Juan Osborno

Una sola palabra puede cambiar nuestro destino y, con ello, nuestra vida. Porque si los silencios hieren, las palabras pueden curar.  Fotografía de Juan Osborne

«La palabra es el arma de los humanos para aproximarse unos a otros»
Ana María Matute

Ésta es una de mis citas favoritas de la que para mí siempre será una de las mejores escritoras contemporáneas y que nos deja un gran legado tras su muerte hoy. Una frase que hoy me ha parecido la mejor para iniciar un post en el que llevo pensando todo el día.

Curiosamente, por fin puedo aprovechar el silencio de la noche para escribir sobre un tema en el que llevo pensando desde esta mañana, cuando ley la última entrada del blog de Lander del Caño (www.landerdelcano.com) en el que hacía referencia a la palabra, a las dichas y a las obviadas.

Yo creo firmemente en el poder de la palabra. En unos tiempos en los que nos hemos hartado de escuchar eso de que «una imagen vale más que mil palabras» reivindico su importancia, cómo la palabra es insustituible e imprescindible. Una sola palabra nos puede cambiar la vida, puede hacer que tomemos un camino u otro, que tomemos una decisión que provoque un giro en nuestro destino.

La palabra puede ser muy útil o muy perjudicial, según se utilice, pero es capaz de curar heridas, abrazar en la distancia o consolar en la cercanía. La palabra expresa sentimientos, pero también nos transmite realidades, nos enseña, nos reconforta, puede lesionar e incluso transmitir engaño y mentira cuando no se utiliza bien.

La palabra se ha intentado censurar mil veces a lo largo de la historia y eso demuestra su gran poder, el poder de modificar realidades, de provocar revoluciones… Pero  es necesario tener al otro lado alguien que la escuche, aunque a veces también valdría con que nos escucháramos nosotros mismos.

Creo en la palabra y en su poder para acercar o alejar, siempre dependiendo de su uso, a los seres humanos y como increíble fuerza capaz de hacer que podamos ser mejores personas si la escuchamos y usamos la adecuada. Porque ese sí es un peligro al que se enfrenta cada día: la tergiversación y la manipulación, además de que a veces es muy difícil encontrar la adecuada.

Por todos estos motivos creo que mil palabras valen más que una imagen. Usemos bien la palabra, defendamos su uso para que nos sirva para apoyarnos, relacionarnos, amarnos, rebelarnos y revelarnos, acercarnos, abrazarnos, consolarnos, animarnos, comprometernos, defendernos y alcanzar la libertad de pensamiento y de sentimiento. La libertad de corazón y alma.

El día que no tengamos nada que decir, probablemente sea el momento de rendirnos como dice esta canción de Imagine Dragons, «Nothing left to say». Espero no rendirme nunca, porque si importantes son las palabras dichas, más aún lo son las que están por decir… ¿No creéis?

Acerca de Merche Camacho

Periodista y apasionada de la vida... Que sólo busca un pequeño espacio de reflexión y de fantasía en estos tiempos tan acelerados...

10 Respuestas a “La palabra

  1. Julia

    Hola guapa, te sigo, lo sabes, pero nunca tengo un momento para comentar y cuando lo hago, no sé subirlo. En fin, ya me conoces a mí y a mi poca habilidad para las redes. Tus reflexiones me parecen interesantes y en la mayoría de los casos acertadas. Se nota tu sensibilidad y a veces parece que tienes muchos más años. Estos momentos de remanso con la lectura y la escritura son el motor de personas comprometidas con la vida. Un beso.

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  2. Lo dicho … un placer leerte y conversar contigo. Espero que pronto sea tras una cerveza o una taza de té. Besos!!!

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  3. gemma

    Que razon tienes Merche, el dia que no tengamos nada que decir «apaga y vamonos», ya que hemos sido dotados con la capacidad de expresarnos, aprovechemos ese don para expresar lo que sentimos, pensamos, porque una palabra a tiempo evitaria muchos malentendidos y problemas, porque es mejor eso, que un silencio en el que calla otorga.
    Un inciso, tuve la suerte de conocer a Ana Maria Matute en el colegio en una charla en la EGB (algunos no saben ni que es eso..jijij) y debo decir que era una mujer que con su presencia y su don para la palabra llenaba una sala ella sola.
    Besos

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    • Lo primero Gemma que envidia haber podido disfutar de un genio como Ana María en persona. Es un auténtico lujo!
      Y aunque no había caido, es cierto que una palabra evitaría miles de malentendidos… No estoy en contra del silencio pero es que muchas veces es innecesario y sería más sencillo si se hablara, si utilizáramos el maravilloso don de la palabra…
      Sea como sea, estoy convencida de que tú siempre tendrás mucho que decir!
      Mil besos!!!

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  4. La palabra, “palabra” me gusta, igual que la palabra “guacamole” :), partiendo de la base de su sonoridad estoy contigo al 100 por 100, añadiendo si me permites, que también bajo mi parecer es como todo lo humano algo que se puede convertir en perverso y manipulador. Aquel que la domina puede ejercitar sus deseos con buena medida, como todo en la vida la utilización de las cosas depende del alma que las dirija. Gran entrada Merche, me encanta charlar contigo en tu blog. Besos!!!

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    • Para quien es un placer, además de un lujo, no sólo saber que me lees sino que también compartes tu opinión conmigo y con quienes les gusta este rinconcito, es para mi Javier.
      No puedo estar más de acuerdo contigo en esta ocasión, porque comparto que la palabra es capaz de lo más bello y de lo más terrible en funciòn de quién la utilice y de cómo lo haga.
      Por eso decía que una palabra es capaz de abrazar, consolar, reconfortar, acompañar, hacer reìr o ser un punto de apoyo, pero también de hacer llorar, sufrir, desesperar, desorientar o provocar miedo, porque en un momento determinado la palabra puede herir más que un golpe o un cuchillo…
      En eate sentido, quizá también sería necesario que todos fuéramos más conscientes de su poder, ya que a veces no es de forma intencionada el uso en el sentido incorrecto… Aunque otras muchas sí.
      Sea como sea, lo cierto es que a mi me encanta el uso que tú haces de ella y he de decirte que, además de «guacamole» me encanta la sonoridad de la palabra «libertad» y, por supuesto, de «beso» como el que te mando.
      Espero tenerte muchísimo tiempo por aqui y en tu blog!!!

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