Ur Teatro: Un sueño del que no quieres despertar

Una escena del montaje de Ur Teatro / Guillermo Casas

Cuando un trabajo escénico como El sueño de una noche de verano de Ur Teatro tiene calidad, está bien hecho, dirigido con gran maestría y protagonizado por actores cargados de energía, vitalidad y pasión da igual que tenga 18 años, 10 o 1, porque engancha al público -tanto el que repite como el nuevo- de principio a fin.

Ur Teatro ha rescatado esta temporada, con gran acierto gracias a la dirección de Helena Pimenta, un clásico que guardaban en el baúl desde 1992 con el que ya ganaron en 1993 el Premio Nacional de Teatro. Es un trabajo tan bien conservado y de tanta vigencia que mañana mismo, cuando ya ha cumplido la mayoría de edad, podría volver a ganarlo.

Había expectación. Y eso se notaba en que, durante las dos jornadas en las que se ha representado la obra, se ha colgado el cartel de entradas: quien había visto el montaje original en 1992 -o su reposición en la temporada 1998-1999- quería comparar ambas propuestas escénicas. Pero quien no lo había visto tenía ganas de descubrir el por qué de los halagos de crítica y público a la obra.

El montaje de Ur Teatro ha colgado el cartel de no hay entrada para todas sus funciones / Guillermo Casas

Y la propuesta de El sueño de una noche de verano que ha presentado Ur Teatro en el Teatro Municipal, dentro del Festival de Almagro, ha satisfecho el ansia de textos de Shakespeare de los asistentes porque es muy acertada desde la parte técnica hasta la actoral, pasando por la dirección.

Sorprende al entrar en el teatro y ver seis únicos paneles de madera que deberán transportar al espectador desde Atenas hasta un bosque encantado: sin embargo su constante movimiento, como si de una coreografía se tratara, lo consigue.

La iluminación, revisada respecto a las anteriores puestas en escena de Ur Teatro, es un nuevo acierto de Miguel Ángel Camacho y cumple a la perfección su papel de reforzar la estructura dramática y de separar los mundos onírico y real a través de grandes contrastes.

El vestuario, completamente actual, permite un rápido y efectivo cambio a los seis actores que constantemente están en escena y que, gracias a un enorme trabajo y energía, logran hacer parecer que fueran más de veinte.

Los actores de Ur Teatro junto a Helena Pimenta -de azul- antes de subirse a las tablas
Los actores de Ur Teatro junto a Helena Pimenta -de azul- antes de subirse a las tablas / Guillermo Casas

Muy bien resuelto tanto por la dirección como por el trabajo actoral las distintas tramas de la obra, de forma que es igual de creíble ver a José Tome como Oberón que como Jordi; a Cecilia Solaguren como Hermia o Maruxa; o a Ione Irazábal como Helena o Antxoni, y así hasta mencionar al resto de actores. Celia Pérez, Jorge Muñoz o Jorge Basantaque completan el elenco y realizan un perfecto trabajo coral en el que todos se encuentran en un mismo plano.

Es increíble, e imprescindible para la concepción que Pimenta tiene de la obra, la versatilidad de los actores de Ur Teatro, que en un minuto pasan de ser un personaje a ser su contrario tan sólo con un rápido cambio de vestuario, una ligera modificación de su voz, su entonación y acento o de su lenguaje corporal.

Pero, además, para provocar esa diferencia entre las tramas más allá de los personajes, Helena Pimenta, que apuesta por una lectura muy actual del clásico de Shakespeare, se saca un as de la manga: la utilización de diferentes lenguajes para cada una de ellas, de forma que usa el clown, casi rozando el esperpento, para los artesanos que montan una obra para las bodas de Teseo; la lírica -no exenta de algunas notas de humor- para los nobles atenienses que buscan a su amor en la confusión; y la danza más contemporánea y más plástica para diferenciar el mundo de las hadas y los duendes, ese maravilloso nivel onírico.

La versatilidad de los actores es el pilar fundamental de la propuesta de Ur Teatro / Guillermo Casas

La parte más divertida, sin duda, la de los artesanos, en la que -utilizando el teatro dentro del teatro también para hacer autocrítica y aunque abusando a veces de algunos tópicos sobre los españoles- realiza una fotografía de la España contemporánea, de su mezcla de culturas, de forma que incluye desde un vasco a un catalán, pasando por una gallega o una andaluza, a los que se suma un polaco.

En definitiva, una obra de gran calidad -algo que el público agradeció a Ur Teatro con una gran ovación que comenzó antes de que terminara la obra y que hizo salir en varias ocasiones a los actores- digna de que ningún amante del teatro clásico se la pierda… Quizá pasen otros 18 años hasta que vuelva a verse en un escenario y lamentarían haber dejado pasar esta ocasión.

Y es que, si “los amantes y los locos tienen desbocado el seso, y son dados a forjar fantasías que abarcan más de lo que la razon alcanza a comprender”, Helena Pimenta y Ur Teatro deben estar completamente enamorados del teatro e irremediablemente locos por Shakespeare.

Fragmentos de El sueño de una noche de verano de Ur Teatro

Eres lo mejor que me ha dado la vida…

“Eso que tú me das
No creo lo tenga merecido
Todo lo que me das
Te estaré siempre agradecidoAsí que gracias por estar
Por tu amistad y tu compañía
Eres lo, lo mejor que me ha dado la vida”


Esta canción me ha enamorado desde la primera vez que la escuché. Luego me la regalaron y, aunque pensé que no la merecía, me encantó. Pero es en estos días cuando la he entendido por completo…

Ojalá nunca hubiera tenido que escribir esto, en cada letra se va un pedazo de mi alma… O quizá no, porque gran parte de ella se ha ido contigo… Y si alguien se merece que le dediquen esa canción eres sin duda tú. ¿Sabes por qué? Porque cualquiera que haya pasado por tu vida tendría motivos para cantártela.

Para mi has sido, y serás siempre, mi modelo a seguir, aunque sé que no seré capaz de llegar donde tú porque eres única. Tu madre, mi abuela, y tú sois dos Angeles de la guarda que me regaló el cielo el día que decidió ponerme en esta familia, que quiso convertirme en una hija de la pasión y el amor.

Has sido una excepcional compañera y amante; buena madre, amiga, hija, hermana, vecina, profesional, estudiante a los casi 40 años… Has sigo generosa, amorosa, comprensiva, paciente, divertida, cariñosa -aunque te costara dar los abrazos de motu propio, pero en cuanto te pedía uno venían un montón-.

Mamá has sido Luz para todos nosotros, empezando por papá que te ha cuidado hasta el final aún sin ser consciente de que era el final porque él siempre quiso llevarte de vuelta a Mexico como tú querías con él.

Pero también has sido Luz para tu hijo, el “preferido de mamá” como te decía yo siempre para chincharte. Él era el pequeño y lo has adorado siempre, incluso cuando hacía cosas de esas como subirse a un tejado y tenías que regañarle pero luego te girabas para reírte por sus ingeniosas respuestas.

Y como no… Luz para mi… Has iluminado mi vida cada día, sin faltar un minuto, y me has enseñado a volar, a levantarme, a querer, a cuidar… Tengo tantas cosas que decirte aún mamá… Me ha faltado tiempo a tu lado y se han quedado atoradas en mi corazón y mi garganta…

Sin ti no sería ni una décima parte de la mujer que soy ahora. Tú me enseñaste a luchar por lo que quiero; a ser honesta; a respetar a los demás como quiero que me respeten a mi; a distinguir valor y precio; a darle importancia a las cosas que de verdad importa… Y a aprovechar el tiempo porque nunca sabemos cuando se nos arrebatará o cuando el olvido empezará a arrebatarnos nuestros recuerdos…

Lo último que me dijiste no lo voy a olvidar: “qué guapa estás” cuando ya apenas hablabas el 15 de julio… Pero quizá habías olvidado que guapa eras tú. Por dentro y por fuera, la mujer más bonita que he conocido en mi vida y que me lo ha dado todo, aunque no sepa si yo merecía todo eso que me has dado.

¿Sabes? La canción con la que he hilado esta despedida ha sido también la última canción que he escuchado antes de decirte hasta pronto. Porque, aunque ya no pueda refugiarme en tus infinitos y cristalinos ojos azules, sé que siempre estarás conmigo cuidándome y protegiéndome como siempre has hecho.

No hay palabras para describir lo que ya te echamos de menos, lo que has significado en nuestras vidas… Pero si hay algunas que te dije mucho en vida y ahora quiero repetirte hasta la eternidad: Te quiero mamá. 

“Eso que tú me das
Es mucho más de lo que pido
Todo lo que me dasv
Es lo que ahora (y siempre) necesito”

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